Programas del Proyecto


a) Historia del programa

El inicio del programa de eco-reforestación, acontecido en mayo de 1991 en la Finca San Lorenzo, marcó el arranque del proceso de restauración ecológica en un terreno que, por décadas, había sido un potrero, cubierto por pastizales, y dedicado a la ganadería extensiva.

Miles de árboles, de diversas especies nativas propias del Bosque Tropical Seco, fueron sembrados tan pronto comenzó la estación lluviosa de ese primer año.  De ese inicio se conserva el siguiente video tomado el día 25 de mayo.

En ese momento, se suponía que se tenían por delante 6 meses de lluvias, las cuales permitirían el desarrollo inicial de los pequeños árboles recién sembrados.  Lamentablemente no ocurrió así. 

Pocas semanas después de realizada la siembra, el fenómeno climatológico de El Niño-Oscilación del Sur (ENOS) hizo su aparición, y, como consecuencia de este fenómeno, las lluvias prácticamente desaparecieron. 

Toma Inicial

Instalación riego móvil

Este fenómeno climatológico, asociado a sequías extremas en Bahía Salinas, donde se localiza San Lorenzo, se convertiría en el “compañero” del proyecto a lo largo del tiempo, con una recurrencia de un 37 % en los primeros 32 años del mismo.

Pocos meses después de la siembra realizada, como resultado de la sequía, tan sólo habían sobrevivido unos pocos ejemplares de pochote (Bombacopsis quinata), y 2 árboles más de otras especies.  Todos los demás árboles murieron por falta de agua.

A pesar de tan desalentador inicio, como lo fue la pérdida prácticamente total del esfuerzo de reforestación realizado, el proyecto no se canceló, sino que se tomó la decisión de iniciar nuevamente, avanzando gradualmente.   Cada nuevo año se fue reforestando únicamente el área del proyecto que pudiera irrigarse. 

El video de la derecha fue tomado el día que se instaló el sistema de riego, para irrigar el sector que se volvió a sembrar de nuevo en ese mismo año 1991: 

Como puede verse, se trataba de un sistema de riego muy rudimentario, en el cual una larga manguera de polietileno, con goteros, iba desplazándose manualmente entre las distintas filas de árboles recién sembrados. 

Detrás de este suministro de agua para riego, existe toda una infraestructura hidráulica, la cual se origina en un pozo, su sistema de bombeo, su tanque de almacenamiento, y su sistema de conducción.

La experiencia de la eco-reforestación ha sido tan rica y aleccionadora, como retadora.  San Lorenzo, al estar originalmente desprovisto de cobertura forestal, se había convertido en un sitio realmente inhóspito, adverso y hostil, para el inicio de la actividad de reforestación; incluso empleando para ello las mismas especies de árboles que, por millones de años, y hasta hace pocas décadas, cubrieron estas tierras.

A partir de 1991, todos los años se han sembrado cantidades importantes de árboles, arbustos o plantas, ya sea abarcando nuevas áreas, o bien, volviendo a sembrar de nuevo algunas áreas con mortalidades importantes en la siembra anterior.

b) Los obstáculos encontrados

A lo largo de estas tres décadas, el programa de eco-reforestación ha tenido que luchar contra distintos obstáculos, tales como:

  • El cambio en el régimen de lluvias, lo cual se ha manifestado mediante:
    • Estaciones secas cada vez más intensas y prolongadas. En décadas recientes, la estación seca anual en esta región ha aumentado de 4 a 6 meses de duración, obligando a depender del riego en las etapas iniciales.

    • Estaciones lluviosas cada vez más irregulares, con menos días con lluvia, y con presencia de inesperados veranillos (períodos secos prolongados dentro de la supuesta estación lluviosa).

    • Frecuente ocurrencia del fenómeno climatológico de El Niño -con las sequías extremas que este fenómeno trae consigo sobre la costa del Océano Pacífico en Centro América-.

A lo largo de estas primeras 3 décadas del proyecto, El Niño se ha manifestado en los siguientes años: 1991, 1994, 1997, 2002, 2004, 2006, 2009, 2014, 2015, 2018, 2019 y 2023.  Esto es: ¡en doce de los primeros treinta y dos años del proyecto!   ¡Lo anterior resulta en una frecuencia de un 37,5%, esto es, en más de uno de cada tres años! 

Ciertamente que las sequías se han convertido en parte de una “nueva normalidad” que dificulta seriamente la restauración ecológica a través de programas de reforestación.

  • Vientos alisios extremadamente fuertes durante la estación seca (de mediados de noviembre a mediados de mayo). Estos vientos eran capaces de arrancar, volcar o quebrar los árboles sembrados, ante la ausencia de otros árboles que les sirvieran de escudo.

    En los primeros años, el problema del viento llegó a ser tan serio, que obligó a apuntalar los pequeños árboles, sujetándolos mediante cintas a estacas clavadas en el suelo, a fin de evitar el volcamiento de los mismos.  Aun así, muchos de los árboles crecieron fuertemente inclinados hacia donde el viento les empujaba.

  • Diversas plagas, que han llegado a generar en ocasiones una importante mortalidad en los árboles más jóvenes, obligando a tener que volver a reforestar -hasta en varias ocasiones- determinadas áreas.

    Durante los primeros años, una de las plagas que más daños ocasionó fue la de los jobotos (Phyllophaga spp.), ya que al comerse las raíces de los árboles jóvenes les ocasionaba rápidamente su muerte.

  • ¡Mortandad por hongos! Un porcentaje importante de los suelos que alojan al proyecto, y particularmente las áreas donde inició el programa de eco-reforestación, está constituido por arcillas que poseen condiciones de drenaje muy pobres; todo lo cual facilita los ataques de hongos a los árboles, ocasionando la muerte de árboles con bastantes años de haber sido sembrados.

  • El gravísimo y permanente riesgo de los incendios forestales durante la estación seca, lo cual ha obligado a implementar importantes acciones y cuidados, a fin de evitarlos y/o minimizar los daños en caso de que estos llegaran a producirse.

Árbol de genízaro (Samanea saman) que creció inclinado por la acción del viento.

Langosta (Schistocerca sp.) comiéndose una planta sembrada en San Lorenzo.

Daños ocasionados por un incendio forestal, en el año 2015, en las cercanías de MAGÓN.

c) Los frutos del esfuerzo de la eco-reforestación

Los obstáculos que hubo que ir venciendo en el programa de eco-reforestación, a lo largo de muchos años, hicieron particularmente gratificante, y todo un premio a la perseverancia, el poder ver a los árboles sembrados desarrollarse, dar flores, frutos, y con ello, semillas para perpetuar sus especies.

Las especies forestales propias al Bosque Tropical Seco se han caracterizado, tradicionalmente, por bellísimas y generalizadas floraciones a la entrada de la estación seca. 

Lamentablemente, en años recientes, estamos notando irregularidades en el patrón de floración tradicional.  Tenemos el caso de floraciones dándose fuera de época, así como floraciones mucho menos generalizadas de lo que solían ser.

Diversas floraciones en los árboles de San Lorenzo.

Estas floraciones, a su vez, fueron demostrando con el tiempo su excelente potencial para atraer poblaciones de abejas nativas.  Un caso particularmente llamativo y hermoso es la fuerte atracción de la floración del guayacán real sobre la abeja nativa sin aguijón, de la especie mariola (Tetragonisca angustula).

El programa de eco-reforestación se ha mantenido activo, en todos y cada uno de los años, a lo largo de estas primeras tres décadas del proyecto, y se planea siga siendo así en los años por venir. 

En años recientes, el programa de eco-reforestación se ha orientado a especies que contribuyan particularmente a hacer de San Lorenzo un santuario de abejas nativas, apoyándonos en nuestro propio vivero.

d) De nuestro vivero

Greivin y Macario, en la preparación del sustrato para las bolsas donde se sembrarán las plántulas.

Arbolitos sembrados en sus bolsas, luego de ser trasplantados desde sus bandejas de germinación.

Gerardo Antonio Coronado, nuestro querido “Toñito”, acompañado de su hijo Andrey, atendiendo arbolitos mientras estos desarrollan el tamaño adecuado para su siembra en el terreno.

¡Un vivero muy natural! Un gran árbol de genízaro (Samanea saman) ha brindado sombra parcial y “abrigo” a los arbolitos en vivero mientras estos son sembrados en los terrenos de San Lorenzo.