Custodia de MAGÓN


Es providencial que MAGÓN, con sus extraordinarias dimensiones y edad, hubiera logrado sobrevivir a la intensa tala de árboles de maderas preciosas que se dio en toda esta región de Bahía Salinas durante el siglo XX.  Particularmente, los guayacanes reales fueron arrasados para ser enviados a tierras lejanas, dado su valor y alta demanda en el mercado internacional.

Consideramos una oportunidad única el poder custodiar y preservar este extraordinario guayacán real para esta y las futuras generaciones, como preciado legado ancestral.

Además del cuido de este célebre árbol, ha sido muy gratificante poder tomar sus hijos -los arbolitos nacidos bajo sus ramas- para el programa de siembra de guayacanes reales del proyecto implementado en la Finca San Lorenzo a partir de 1993, incrementando así el legado de este extraordinario y célebre árbol.

MAGÓN recibiendo la visita del grupo “Custodios Forestales”.

A la izquierda, de pie, Rodolfo González Volio, inspirador y mentor del Proyecto Guayacán Real, y custodio de MAGON por muchos años, antes de que el Proyecto Guayacán Real le heredara ese rol.  El nombre MAGÓN, para este extraordinario guayacán real, es un tributo de amor y de gratitud hacia su persona, ya que MAGÓN fue el apodo con que fue conocido en esta región

Adquiriendo notoriedad:  MAGÓN ilustrando la especie del guayacán real en el libro “Árboles Mágicos” editado por la Fundación Árboles Mágicos (Pucci).  En el capítulo dedicado a la especie del Guayacán Real, el conocido escritor, músico y compositor Jaime Gamboa Goldenberg se refiere a MAGÓN en los siguientes términos:

“Poco se puede decir, con palabras, acerca de un árbol cuyas raíces se aferran mucho más allá de esta tierra y atraviesan el territorio de los siglos.  El lugar del guayacán real no está en el espacio, sino en el tiempo”.  Y luego agrega: “El guayacán real estuvo a punto de extinguirse totalmente.  Por eso sorprende tanto la existencia de un viejísimo ejemplar, un legítimo sobreviviente, llamado MAGÓN, enraizado en las cercanías de Puerto Soley (…) al norte de Guanacaste.  MAGÓN, con sus 15 metros de altura, y su milenario tronco de ochenta centímetros, es sin duda el habitante más antiguo de este país.  Por fortuna, sus hijos ya están repoblando decenas de fincas y solares.  A nosotros nos toca legarles un futuro diferente al de sus antepasados.”