Soporte a la vida silvestre y a la biodiversidad


Antecedentes e historia del programa

El programa de soporte a la vida silvestre y fomento de la biodiversidad surgió en el proyecto como fruto del proceso de restauración ambiental que se fue logrando, con el paso de los años, por medio del programa de eco-reforestación.  Ha sido un proceso gradual, muy interesante, que ha ido dejando toda una serie de lecciones muy valiosas.

Cuando se inició con el programa de eco-reforestación, en mayo de 1991, en la antigua Finca San Lorenzo, dedicada por décadas a la ganadería extensiva, la foresta inicial estaba constituida por tan sólo un pequeño puñado de árboles.  La biodiversidad inicial era absolutamente pobre.

Luego de las desastrosas consecuencias del fenómeno de El Niño en ese primer año del proyecto (1991), cuya sequía ocasionó la muerte de prácticamente todos los miles de árboles sembrados, todos los árboles sembrados en los siguientes años recibieron riego, así como los cuidados necesarios para asegurar su sobrevivencia.

Aspecto del proyecto en su etapa inicial: una colección de árboles sembrados por nosotros en un entorno “limpio”.

 

Durante las estaciones lluviosas, en el espacio comprendido entre los pequeños árboles sembrados, continuaban surgiendo vigorosamente los remanentes de los pastos que, por muchos años, habían cubierto San Lorenzo.  Además, como la tierra dejó de ser sometida a las quemas anuales cuyo objetivo era mantener “limpios” los pastizales, comenzaron a surgir también diversas hierbas.

Al llegar la estación seca, los pastos y las hierbas se secaban rápidamente, convirtiéndose en un peligroso combustible para los incendios forestales.  Estos pastos secos, y la costumbre de la gente de la región por quemar los potreros durante la estación seca, se constituían en una combinación fatal, que amenazaba con destruir todo el proyecto en pocos minutos, como resultado de algún incendio forestal.

A fin de minimizar este riesgo, a lo largo de los primeros 15 años del proyecto, nos dimos a la tarea de mantener el terreno “limpio”, cortando frecuentemente estos pastos y hierbas.  El objetivo pretendido consistía en no tener presencia alguna de pastos o hierbas secas al momento de iniciar la estación seca

El aspecto del proyecto, hasta ese momento, era el de una colección de árboles sembrados, en medio de un campo limpio; una especie de parque.

Pasados los primeros 15 años, el buen desarrollo alcanzado por los árboles en algunos sectores del proyecto, permitió que el eventual daño por incendios forestales se redujera.  Fue entonces cuando nos atrevimos a dar el siguiente paso: dejar de cortar los pastos y las hierbas que crecían libremente entre los árboles sembrados.

El resultado de lo anterior, en términos de vida silvestre y biodiversidad, fue maravilloso.  En medio de los árboles sembrados, además de los pastos, comenzó a surgir en forma natural una rica variedad de plantas, arbustos y árboles, que fueron desplazando los pastos, y atrayendo una fauna cada vez más rica y variada, que a su vez contribuía a la regeneración del bosque.  Fue el inicio de un “círculo virtuoso”, enrumbado hacia la restauración ambiental.

Sin duda alguna, el momento de suspender la corta de la vegetación, se constituyó en un hito en el proyecto, de cara al soporte de la vida silvestre y al enriquecimiento de la biodiversidad; en consecuencia, un hito en el proceso de restauración ambiental.

Sectores de San Lorenzo que van adquiriendo la condición de bosque secundario.

Si bien la acción de dejar de cortar la vegetación, y la correspondiente respuesta por parte de la naturaleza, no ha sido homogénea en todo el proyecto, se puede afirmar que, en general, la respuesta de la naturaleza fue sumamente positiva.

Al día de hoy, más de treinta años después de haber iniciado, aún se tienen sectores que se están volviendo a reforestar de nuevo, y, en consecuencia, son sectores donde, por varios años más, aún habrá que continuar cortando pastos y hierbas para evitar que estos ahoguen las plantas recién sembradas.

Otros sectores, por el contrario, ya han alcanzado el aspecto y las características propias de un incipiente bosque secundario.

Este resurgimiento de la cobertura forestal en el área del proyecto ha promovido un  retorno gradual de la fauna.  A manera de ejemplo, pasaron más de 20 años para que unos pocos monos cariblanco (Cebus capucinos) se atrevieran a hacer sus primeras -breves y escurridizas- visitas al proyecto.  Hoy en día, se tiene toda una manada grande de ellos viviendo prácticamente todo el año.

Aspecto del proyecto al momento de dejar de cortar la vegetación que crecía libremente entre los árboles sembrados.

Lo mismo ha sucedido con muchas otras especies de animales.  Es notorio cómo el hermoso canto de las aves aumenta año con año.

Interesantes y valiosas enseñanzas del proyecto

Más de tres décadas de desarrollo del proyecto nos han enseñado que los árboles sembrados, como parte del programa de eco-reforestación, se convirtieron en una costosa y necesaria primera generación de árboles, que hizo posible, aceleró, y enriqueció, el proceso de restauración ambiental. 

Esta primera generación de árboles ha traído toda una serie de beneficios ambientales muy valiosos e interesantes, tales como:

a) La siembra de arbolitos, de diversas especies nativas, traídos desde viveros forestales lejanos -pero siempre dentro del mismo Bosque Tropical Seco-, permitió la reintroducción al sitio del proyecto de valioso material genético, que ya no estaba presente ni en el proyecto ni en su entorno inmediato. Es evidente el beneficio ambiental de esta reintroducción de especies nativas. 

Este impacto positivo, generado por la reintroducción desde viveros, se multiplica a partir del momento en que estos árboles crecen y comienzan ellos mismos a dar frutos y semillas, difundiendo y perpetuando así su especie.

b) Las ramas, hojas y frutos de esta primera generación de árboles se convierten en un atractivo para la fauna de la región, muy particularmente para las aves; así como también, para mamíferos tales como las ardillas y monos.

Ardilla y mono cariblanco tomando frutos de mango en San Lorenzo.

Esta atracción de la fauna tiene un efecto sumamente valioso en el proceso de restauración ambiental, ya que esta fauna, a su vez, suele traer consigo -dentro de su tracto intestinal- semillas de una gran variedad de plantas, arbustos y árboles visitados anteriormente, y en los cuales se alimentaron.

Esta fauna -importa- semillas al proyecto.  Este es en alto grado el origen de la rica biodiversidad que se ha visto surgir, en forma silvestre, bajo las ramas de la primera generación de árboles sembrados en San Lorenzo.

Evidentemente, esta fauna no solo importa semillas al proyecto, sino que también exporta semillas fuera de él, luego de haber comido los frutos de los árboles dentro del proyecto. 

La fauna silvestre se convierte así en un agente protagónico en la dispersión de semillas, llevando a cabo un rico intercambio de semillas entre el proyecto y su entorno.  Esta acción de intercambio se realiza, para el caso de algunas otras semillas, por la acción del viento, que también trae y lleva semillas. 

Esta dinámica es muy valiosa, porque extiende el impacto del proyecto más allá de sus límites físicos, permitiendo irradiar el impacto positivo del proyecto sobre su entorno.  El proyecto se convierte así en un “buen vecino” en su región.

c) Esta primera generación de árboles sembrados crea, a su vez, un ambiente mucho más propicio, mucho más hospitalario, para la germinación y el crecimiento de una siguiente generación de plantas, arbustos y árboles. Esto se logra a través de: 

  • La sombra proyectada sobre el suelo, por las ramas y hojas de esta primera generación de árboles; lo que permite disminuir la radiación solar y evitar así, en algún grado, la rápida y extrema deshidratación del suelo.
  • La protección contra vientos excesivamente fuertes; gracias a la barrera rompevientos que representan estos árboles.
  • El mejoramiento de las condiciones del suelo, gracias a la capa de material vegetal que se va formando sobre el suelo por el desprendimiento de ramas y hojas. Este proceso se ha dado en forma diferenciada según las especies de árboles

Capa de material vegetal, sobre el suelo, que se va formando como resultado del desprendimiento de hojas y ramas de los árboles sembrados.

Entre los beneficios de esta capa de material vegetal se encuentra el atrapar y fijar semillas que, de otra manera, el viento y la escorrentía de las lluvias se llevarían, con lo cual se promueve la fijación y germinación de las semillas.

Todo lo anterior ha promovido el nacimiento, en forma silvestre, de arbolitos -con muy buenas características- que han logrado germinar, sobrevivir y crecer, sin que hubieran sido sembrados por la acción del hombre, ni recibido riego alguno durante sus primeros años.

En resumen, el programa de eco-reforestación, además de los beneficios directos e inmediatos, se constituye en un valioso impulso inicial, en una base, en un primer paso, que permite a la naturaleza iniciar su proceso de restauración.

Arbolitos que nacieron en forma silvestre en sitios donde había gran acumulación de hojas sobre el suelo.  Estas hojas sirvieron para fijar las semillas y les proveyeron las condiciones idóneas para su germinación y crecimiento.

Surgimiento de un bosque secundario en algunos sectores de San Lorenzo en áreas sometidas al proceso de eco-reforestación.

Claro está, el proceso de restauración ambiental es un proceso dinámico, al cual le tomará muchos años más para alcanzar un alto grado de restauración.  Si se quiere, y visto en un horizonte de tiempo suficientemente amplio, esta primera generación de árboles sembrados se constituye en un valioso y útil “andamio”, sobre el cual la naturaleza se “montará” para, con el paso del tiempo, desarrollar ella misma su propio proceso de restauración ambiental.

Con base en la observación anterior, que nos ha permitido constatar en el sitio el valiosísimo aporte de la fauna silvestre en el proceso de restauración ambiental, hemos procurado la siembra de algunas especies de árboles que, si bien no son nativos, sus frutos han demostrado ser ampliamente apetecidos por la fauna silvestre -tal como es el caso del mango (Mangifera) - convirtiéndose así en grandes atrayentes de fauna, y, con ello, en aceleradores del proceso de restauración ambiental.  Es de esperar que, en algunas décadas, estos árboles ya hayan cumplido su ciclo, dejando por herencia una rica biodiversidad bajo sus ramas. 

El proceso mencionado anteriormente fue exactamente lo que aconteció en el extremo Sur-Oeste del proyecto, con un área originalmente destinada a una pequeña plantación de mangos, y que hoy en día es un área con una rica diversidad de especies forestales nativas, que surgió en forma silvestre bajo las ramas de estos mangos.

Evidencia fotográfica mostrando la transformación del área inicialmente ocupada por la plantación de mango (2004) y el posterior surgimiento de un bosque secundario (2023).

El resultado de lo anterior es el surgimiento de un bosque secundario, con una creciente biodiversidad, la cual se constituye a su vez en un atractivo para atraer cada vez más biodiversidad. Se genera así un valioso círculo virtuoso ambiental, gracias al impulso inicial dado por el programa de eco-reforestación.

En este proceso hemos tenido que intervenir para controlar el surgimiento de determinadas especies que, sin intervención humana, tienden a ser sumamente invasivas y convertirse en verdaderas plagas.  Esto se ha dado tanto con algunas especies nativas, tales como el cornizuelo (Acacia collinsii), como también con especies exóticas tales como el nim (o neem) (Azadirachta indica).

Surgimiento de una rica biodiversidad bajo las ramas de los mangos.

El sub- programa de los abrevaderos con agua fresca

El programa de apoyo a la vida silvestre y a la biodiversidad ha incluido también otra actividad, con resultados igualmente positivos e interesantes:  el establecimiento de pequeños abrevaderos con agua fresca. 

Se trata de la colocación de pequeñas bateas, construidas en concreto armado, las cuales se han colocado en distintos puntos del proyecto, y que se mantienen llenas con agua fresca a lo largo de todo el año. 

Resulta conmovedor ver a los animales llegar sedientos a tomar agua en estas bateas cuando ya no quedan otras fuentes de agua fresca en la zona.  Resulta simpático ver a los monos no solo tomar el agua, sino también darse  baños de tina en estas bateas, en su afán por aliviar el calor.

Diversas especies de abejas y avispas -en total armonía-  tomando agua en los abrevaderos de San Lorenzo.

Aves y mamíferos son frecuentes visitantes a los abrevaderos.

Conforme avanzan los duros meses de la estación seca, estos abrevaderos se constituyen en la única fuente de agua para la fauna, ya que el río cercano a la zona:  el Río Salinas, así como otros pequeños cauces de la zona, van secándose por completo.

Cauce del Río Salinas, en la vecindad de San Lorenzo, al final de una buena estación lluviosa.

Mismo sitio de la foto anterior: cauce del Río Salinas, en la vecindad de San Lorenzo, totalmente seco, conforme avanza la estación seca todos los años.

El llevar agua hasta cada uno de estos abrevaderos, al igual que la dotación de agua para los sistemas de riego, ha implicado un importante trabajo e inversión en sistemas de extracción de agua desde el subsuelo, y su conducción hasta los distintos puntos de San Lorenzo.

La protección y refugio que brindan los árboles y la vegetación, la alimentación que proveen los frutos de los árboles y arbustos, el néctar y polen que brindan las floraciones, y el agua suplida por los abrevaderos, se han ido convirtiendo en el atractivo y sostén para la presencia de una vida silvestre cada más numerosa y diversa en San Lorenzo; con una creciente y rica biodiversidad. 

Esta biodiversidad incluye de manera particular los artrópodos, que son precisamente el grupo cuyo ritmo de extinción está alcanzando los niveles más críticos y preocupantes.

Diversos vertebrados en San Lorenzo.

Diversos invertebrados en San Lorenzo.

Presencia de hongos en San Lorenzo durante la estación lluviosa.